El fundamentalismo es probablemente una de las
manifestaciones religiosas más inquietantes de nuestro tiempo. Pero la
oposición a los logros y los valores de la modernidad, la interpretación
literal de los dogmas de fe o el recurso a la violencia y a la intolerancia no son exclusivos de una
sola religión o una sola época. Karen
Armstrong, reconocida especialista en historia
de la cultura y de las religiones, explora en este apasionante estudio las
raíces y el desarrollo del fundamentalismo y los rasgos que lo definen en el
judaísmo, el cristianismo
y el islam.
Desde 1492 -año de la expulsión de los judíos por parte de
los Reyes Católicos- hasta finales del siglo xx -en pleno auge de las sectas
apocalípticas norteamericanas-, la humanidad ha asistido a un gran desarrollo
científico, tecnológico y económico, con frecuencia al precio de la pérdida de
identidad, el aumento del escepticismo y la destrucción de los contextos
culturales. Armstrong, tras analizar
las tensas relaciones entre estos tres
monoteísmos y el progreso, se concentra en la batalla que los
fundamentalistas han planteado en el siglo xx,
y muestra que el retorno a los «fundamentos originarios» que predican
determinados sectores es una respuesta a los retos y a las angustias que nos
imponen el racionalismo y la consideración de la ciencia como única vía para
acceder a la verdad.