Sabía lo que quería escribir, tenía una concepción noble y profunda de la vida y supo cómo hacerlo.» José Maria Guelbenzu. Willa Cather construye en Mi enemigo mortal (1926) una espléndida nouvelle sobre la ambición y el desencanto. Trabajada exquisitamente sobre el punto de vista, la concentración narrativa y un sentido del pathos excepcional, esta parábola rica y profunda es un perfecto ejemplo del estilo de una de las narradoras más importantes de la literatura norteamericana de principios de siglo. «Quien se acerque por primera vez a la obra de esta autora, puede concluir que la literatura universal guarda aún muchos tesoros por descubrir.» José Miguel Nieto. Aceprensa